lunes, 18 de octubre de 2010

BRAHMS: SONNTAG (Domingo)

Un campesino expresa su ilusión porque, después de toda una semana de trabajo, cree llegado el momento de ver de nuevo a su amada. Sobre ese tema tan simple, con sólo dos breves estrofas que no llegan a los dos minutos de duración, construye el compositor alemán una pequeña joya. La línea melódica se mantiene en equilibrio en los primeros cuatro versos para desbordarse de emoción en ese "Wollte Gott" inflamado que requiere de una radiante continuación pianística para reconducir la efusión al punto de mesura inicial.

 Dos versiones en directo procedentes de Argentina. La primera, sin imágenes, está grabada en Ciudad de la Plata y es de un tenor desconocido por estas tierras, Antonio Bugallo, que, a pesar de empezar un poco inseguro con el "tempo", sorprende por su bonito timbre, su facilidad en los agudos y el punto de pasión que le pone. La segunda, recientemente colgada en Youtube, nos descubre al estupendo barítono Lucas Somoza.

SONNTAG (Texto de J. L. Uhland)

So hab' ich doch die ganze Woche
Mein feines Liebchen nicht geseh'n,
Ich sah es an einem Sonntag
Wohl vor der Türe steh'n:
Das tausendschöne Jungfräulein,
Das tausendschöne Herzelein,
Wollte Gott, wollte Gott, ich wär' heute bei ihr!

So will mir doch die ganze Woche
Das Lachen nicht vergeh'n,
Ich sah es an einem Sonntag
Wohl in die Kirche geh'n:
Das tausendschöne Jungfräulein,
Das tausendschöne Herzelein,
Wollte Gott, wollte Gott, ich wär' heute bei ihr!

DOMINGO
En toda la semana,
no he visto a mi linda amada,
la vi un domingo
feliz ante la puerta:
¡la muchacha más bella,
el corazón más bello,
ojalá pudiera estar con ella!

En toda la semana
la risa no querrá desaparecer en mí,
la vi un domingo
caminar feliz a la iglesia.
¡la muchacha más bella,
el corazón más bello,
ojalá pudiera estar con ella!



En vista de la desaparición de Lucas añadimos otras dos versiones, la primera por un barítono que lo hace estupendamente (por cierto, el pianista se permite cambiar su comienzo añadiendo como introducción las últimas notas de la pieza), la segunda por una cantante griega invidente con una voz grave y rotunda.



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